miércoles, 14 de septiembre de 2016

Viejos-nuevos días.

De esos días que son ocho horas vigilia, o algo así. El sueño lo es todo, dormir, caer en lo banal.
Destruido, destruyendo el tiempo con neuronas vagas, nada para nadie, nada para mí. Abandonado al tiempo del recorrido ufano y no es cierto. Todo se está yendo, todo.