Precipitado.
Tranquilidad encadenada a los recuerdos, atenuados por hoy los momentos, solemnes campanitas de alivio rebuscado, distantes epopeyas marchitan, si es así, rugidos reniegan la lucha, amparados en la desolación.
Desolación del nombre hombre y lo demás, partícipe de mordazas con puntas de alfiler, ojos que clavan en segundos un choque no tan perdurable, pero si algo infame para la propia respiración y la mutua compañía.
Pedacitos de aumento prolongado, que si no paras te pararán, ahuyentados uirán tus mil años de soledad maniatados, y tú con ellos.
Caprichosa realidad de quehaceres mundanos, jugueteos del ego, pero que hay más que un inolvidable momento olvidable, que tatuar tus colores en la piel fugaz de lo terrenal, desencadenando batallas en la conciencia, una a una conectándose y al llegar, ser tan sólo un rumor liviano y ligero que penetre en cada rincón, se eleve al cielo volviéndose un punto, un distante punto en el universo.
Desolación del nombre hombre y lo demás, partícipe de mordazas con puntas de alfiler, ojos que clavan en segundos un choque no tan perdurable, pero si algo infame para la propia respiración y la mutua compañía.
Pedacitos de aumento prolongado, que si no paras te pararán, ahuyentados uirán tus mil años de soledad maniatados, y tú con ellos.
Caprichosa realidad de quehaceres mundanos, jugueteos del ego, pero que hay más que un inolvidable momento olvidable, que tatuar tus colores en la piel fugaz de lo terrenal, desencadenando batallas en la conciencia, una a una conectándose y al llegar, ser tan sólo un rumor liviano y ligero que penetre en cada rincón, se eleve al cielo volviéndose un punto, un distante punto en el universo.