En diferentes cosas, no las que acostumbro, un nervio diferente, en sombras en brillos, en colores transposiciones.
Por qué las situaciones son de una manera en ciertos casos y en otras diferente si sigo siendo el mismo, aun no diferencío cambio en mí, desde dentro me sigo sintiendo igual, o ¿desde fuera?
Ahora si que la confusión me confunde, la siento, me cuestiono, hacer o ser.
O apunté sentir, pensar y actuar en un mismo lugar, eso dijo mi amigo.
La palabra gato está en mi cabeza, y ella se enlaza con los movimientos sensuales y provocadores (los quise ver así) de una mujer de antaño.
Piel blanca, juvenil, mezclilla, oh sí, mezclilla muy ajustada. Sudadera negra, quizá hacía frío. Yo no estaba ni caliente ni frió. Tibio, guardando esa imagen en mi cabeza. Un colchón que yo no toqué esa noche, terminé durmiendo en la orilla de otra cama. Sin saber ni entender porque no hubo más delicados movimientos provocadores para mí. La delicia se fue para no volver mas que en ondas que acarician mi cerebro, lo excitan en tiempo pasado.
En tiempo pasado en visiones grabadas, como hoy. Como estás palabras que llenan estos segundos de algo y se quedan ahí. Y yo acá, llorando digitalmente, con ansia de dejar de ser para ser. Que sueño, a la espera de otro tacto, otro recuerdo. Otro éxtasis. Por lo pronto a seguir dibujando en pixeles, ya se acerca la hora y aun nada está escrito. Las ideas empujándose unas a otras se ven cayendo al vacío.
Imagen: de Miss T