Cada vez me vuelvo más mortífero, cada vez hago menos en vez de hacer más, prefiero dudar en vez de decidir.
De plano no salgo de mi victimez, de mi mediocridad, no fluyo, no opino, no digo.
Ser así me está matando, ya no me quiero engañar.
Esta sensación de entrar cada vez a una oscuridad mayor y no sentirme apto para la vida.
Me ahogo, mis palabras no son suficientes, depresivo como siempre.
Mis neuronas maduran pero no acrecento mi energía y tiemblo por dentro, le dicen ansiedad.
Quién podría crear belleza cuando se siente podrido por dentro, sólo mentiras o la palabra que me retumbaba antes y ahora regresa, hipocresía.
¿Lograré salir de esto?
Imagen: Sombrillas/Eduardo Sepúlveda